viernes, 29 de octubre de 2010

¡Horroroso Halloween!

Este fin de semana es especial en España por un motivo... es puente. ¿Pero por qué? Yo lo se, pero he querido preguntar a dos personas, una vecina mayor y mi hermano, de 17 años. La mujer me ha respondido que por la festividad de Todos los Santos, y porque el lunes es día de visitar a los familiares difuntos a los cementerios. Correcto. Pero mi hermano me ha respondido que porque es Halloween... y es cierto, pero ¿qué es Halloween? ¿dónde y cuándo se origina? y sobre todo ¿cómo es que hace 10 años nadie conocía en España esta tradición y ahora está en boca de todos?
Bien, sin ánimo de ser pedante responderé brevemente.
Halloween no deja de ser una celebración que si bien hoy está muy secularizada, tiene un trasfondo religioso. Tiene su origen en la festividad celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos. No en vano la propia palabra es una derivación de All Hallow's Eve (Víspera de Todos los Santos). Y aunque pueda parecer una celebración moderna tiene su contexto histórico antiguo y está asentada como una de las festividades más importantes sobre todo en los países anglosajones... pero ya sabemos que la fuerza expansiva de la cultura de estos países es muy importante. Históricamente su origen está en la cultura celta, cuando por estas fechas celebraban el Año Nuevo porque suponía el final de verano y la llegada de la estación oscura. En esa festividad se usaban trajes y máscaras para espantar los malos espíritus. Esta celebración se junta luego también con otra también asimilada por el pueblo romano, el Festival de la Cosecha, de donde viene la tradición de exponer calabazas, maíz o manzanas como prueba del buen año. Con la llegada del cristianismo el papa Gregorio III quiso desterrar esta celebración pagana trasladando el Día de Todos los Santos del 13 de mayo al 1 de noviembre. 
En 1840 con la masiva emigración de irlandeses hacia Estados Unidos, esta fiesta se popularizó, no solo en ese país, también en Canadá, Mexico y otros países americanos. 
El que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y personajes de ficción pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.
Y aquí escribe estas líneas uno que de pequeño nunca conoció esta festividad, que cuando oyó hablar de ella la ridiculizó, pero que finalmente la ha aceptado. Y lo hago porque me parece una iniciativa divertida que valora la dimensión de lo desconocido, que desdramatiza la muerte y que permite desconectar totalmente de la realidad. Por lo tanto este que les habla, este fin de semana, va a disfrutar de Halloween disfrazándose de minero chileno. Pero eso sí, el día 1 rendiré el debido homenaje a mis difuntos, porque realmente ellos son todos mis santos.

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