viernes, 16 de abril de 2010

Un nuevo ángel al Reino de Dios. Abuelo, D.E.P.

Este es un post muy duro... duro porque es un post de adiós, de adiós a un ser querido, a mi abuelo Paco. 
Mi abuelo llevaba enfermo más de siete años. Científicamente haber sobrevivido hasta el 2010 era poco probable, pero saber que cada día de su vida era un milagro no es un consuelo... Mi abuelo fue empeorando poco a poco hasta el punto de no poder moverse y estar sempiternamente postrado en una cama. Fue perdiendo visión y se quedó ciego. Fue perdiendo audición y quedó prácticamente sordo. Pero mi abuelo tenía ganas de vivir ¿por qué? porque nunca se rindió ante nada... hasta que no pudo más.

Era 1 de abril, fecha de mi vigésimosegundo cumpleaños, cuando después de haber tenido una jornada feliz en el primer día de Pascua en Siete Aguas (Valencia) me llamó mi padre y me anunció la dramática noticia. El abuelo se había apagado como vivió, poco a poco y sin hacer ruido, mientras merendaba. Entonces me hundí, lloré... pero me levanté. Me tocaba estar junto a la familia, especialmente junto a mi madre, que siempre ha sido una mujer muy sensible y muy apegada a su padre. 
Después de haber estado preparando la Pascua a primera hora de la mañana la tuve que abandonar y coger el primer autobús rumbo a Zaragoza. Llegué al mediodía y sin comer fui directo al tanatorio. Estuve allí toda la tarde, viendo como mi abuelo era una persona muy querida y admirada. Eran fechas festivas y aún así no paraba de llegar gente.  Pero aún más espectacular fue al día siguiente. El sábado santo se celebró un amable sepelio en el Colegio Cristo Rey de los escolapios. ¡Estaba a revantar! Lástima que ese bonito círculo de amigos solo se reúna con estos motivos. 
El funeral fue una canción de alegría y agradecimiento por la vida de nuestro abuelo. No hubo eucaristía, sino lectura de la Palabra (tradición pascual). Y creo que el momento más emotivo fue cuando hablamos los nietos recordando anécdotas bonitas con el abuelo Paco. Begoña, Héctor, Andrés y servidor. Y aunque estábamos en un funeral hubo risas.
Para terminar quiero recordar el momento que más me impactó. Al acabar la celebración se me acercó un hombre en silla de ruedas, creo que es escolapios, y con un sonrisa de oreja a oreja me dijo "Felicidades y enhorabuena por el gran abuelo que has tenido", y rió. 
Pues eso, que abuelo, muchísimas gracias por la vida que hemos compartido juntos. Ahora ya, desde el cielo junto a tu Reina, podrás seguir velando por mí y por toda la familia. Te quiero. Descansa En Paz.

2 comentarios:

  1. Yo tambien perdi a mi abuelo casi de la misma forma es muy triste , ver a tu ser querido muriendo de a pocos y uno sin poder hacer nada , amenn a sus padres como si fuera el ultimo dia, la vida es tan corta y cuando uno se arrepiente es tarde

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  2. ando por aqui porque desde hace un par de meses mi abuelo ha ido empeorando de salud creo que ya no lo queda mucho tiempo de vida......

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