sábado, 17 de abril de 2010

Polonia... país eternamente huérfano


Qué desgraciados y desdichados los polacos, eternamente huérfanos... Polonia es un país construido y defendido desde el dolor y el horror, que cuando empezaba a ver la luz y rendía con nostalgia homenaje a sus heroes de Katyn, aniquilados hace 70 años, se encontró de nuevo con la tragedia.

Lech Kaczynski, su esposa, y TODA la clase dirigente de Polonia viajaba en el mismo avión rumbo a Smolensk (Rusia), donde en 1940 la Unión Soviética masacró a más de 15,000 polacos en el Bosque de Katyn. La razón, un sentido homenaje que se convirtió en un nuevo funeral. El avión volaba bajo, en una zona boscosa, entre la niebla, y se estrelló. Todos los ocupantes murieron, desde familiares de víctimas hasta el propio presidente, pasando por el Jefe del Ejército o el primer presidente polaco en democracia.
Desde aquí sirvan estas lineas como un llanto por la agonía de Polonia, un pueblo que me cae simpático, un pueblo de fe con un camino muy tortuoso en sus espaldas. En Bruselas, durante mi Erasmus, conocí a dos buenas amigas polacas: Kasa y Ewelina. Hablé con ellas después de esto, y estaban hundidas. No se trataba de lamentar la muerte de unos políticos y otras autoridades, cualquiera que fuese el color que defendieran, se trataba de llorar la desgracia de un pueblo que, huérfano eternamente, se pregunta "¿por qué?".

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