lunes, 11 de mayo de 2009

Caín y Abel. Hermanos divididos, enfadados y enfrentados


Se puede ser bueno, pero no tonto. Se puede ser amable, pero no pardillo. Se puede ser solidario, pero no ingenuo. Y por lo visto, se puede ser hermano, pero no amigo.

El sábado a las 20:15, después del gran fracaso del proyecto CAI Zaragoza, se esperaba una fiesta del fútbol aragonés dado que la Sociedad Deportiva Huesca y el Real Zaragoza disputaban un derbi inédito en los últimos 56 años. Pero hubo quien se empeñó en manchar el buen nombre de Aragón y emplear la fiesta para hacer terrorismo conductual. No se por qué me sorprendí, durante la semana se vino avisando pero no lo quise creer.
Los fatos, como así son con desprecio conocidos los oscenses y empleando su mismo lenguaje (ellos nos llaman cheposos, ya ve usted, unas terminaciones que solo ellos conocen), parecen ser seres rencorosos, amargados, con algunas cuentas que ajustar con Zaragoza. Por su comportamiento el sábado en El Alcoraz y por sus declaraciones previas y posteriores al encuentro (miren su dictatorizada página web), los alto aragoneses demostraron un odio irracional y visceral a Zaragoza y a todo lo que en ella hay.
Como diría César Vidal en su programa de 'La Linterna' de la COPE, al que por cierto le quedan tres telediarios, "sin ánimo de ser exhaustivos los hechos son los siguientes":
  1. Primero: la Sociedad Deportiva Huesca no nos regaló absolutamente nada, como algunos descerebrados ignorantes mantenían antes del encuentro e incluso después. No pretendía otra cosa, el deporte es un duelo que no se debe adulterar, pero lejos de competir a un ritmo normal, la SD Huesca intentó entregarse al máximo cuando bien poco se jugaban mientras que, por el contrario, el Zaragoza se lo jugaba todo: el ascenso. Su comportamiento fue ético deportivamente, pero falto de hermanamiento. No esperaba que se dejaran ganar, ni mucho menos, pero sí que tomasen el partido como una fiesta, no como una exigencia atroz.
  2. Segundo: la afición de Huesca, los medios de Huesca y la directiva de la Sociedad Deportiva Huesca, fueron creando un campo de cultivo violento manifestando una extrema rivalidad con el Real Zaragoza. En Zaragoza la SD Huesca caía simpática, pero en Huesca odian al Real Zaragoza.
  3. Tercero: antes, durante y después del partido, la afición del Huesca no cesó de insultar al Real Zaragoza, a su afición, a la ciudad y, lo que creo es aún más grave, a la Virgen del Pilar, como si la virgen fuera patrimonio solo de un sitio y no fuera santa para todos.
  4. Cuarto: cada vez que un jugador del Real Zaragoza se acercaba a la banda, los insultos y los amagos de agresión eran constantes.
  5. Quinto: muchos de los aficionados alto aragoneses pudieron entrar al campo sin impedimento pese a llevar bebidas alcohólicas que seguramente les hizo actuar de manera aún más agresiva.
  6. Sexto: la afición oscense hizo una inmerecida crítica mordaz al colegiado de partido que, si bien pudo dar alguna falta más al Huesca o expulsar a Ayala, no bien es cierto que ahorró un gol legal al Real Zaragoza y pudo expulsar claramente a Luis Helguera.
  7. Séptimo: Jorge Hernández, periodista de Aragón TV, tuvo que salir de El Alcoraz ante los continuos insultos y amenazas que recibió.
  8. Octavo: antes de comenzar el partido, la afición de la SD Huesca coreó y aplaudió el descenso del CAI Zaragoza, el segundo mayor equipo deportivo de Aragón.
Bueno, definitvamente y en resumen, para no seguir alargándome, Huesca no estuvo a la altura. O, al menos, gran parte de su afición soberbia, orgullosa e ignorante. Y no solo eso, sino que desde su cutre y triste vanagloria estos ciegos fatos no ven que su mejor aliado puede ser el Real Zaragoza, y que para sus propios intereses deberían rezar que suba el Real Zaragoza. Porque de esa manera, en Huesca podrían desarrollarse algunos buenos jugadores de la cantera zaragocista que se iría haciendo en Segunda y que, en caso de no ser suficientemente aptos para Primera División, podrían recalar en el club pirenáico. Porque no se dan cuenta de que son un club marginado y aislado, que donde mayor respaldo puede encontrar es en Zaragoza, la capital. Porque si empiezan a insultar y a enemistarse con quienes les aplauden, todos terminarán dándoles la cara empezando por los patrocinadores. Porque nadie quiere tener simpatías con un club irracionalmente agresivo. Y por lo que se, no solo ocurre esto con Zaragoza. Huesca desprecia de la misma manera a todas las grandes ciudades y pueblos que hay en su órbita: Jaca, Sabiñánigo, Monzón, Barbastro, etc.

Yo, como zaragocista, deseaba la victoria blanquilla que gracias a Dios se produjo pero el resto de la temporada siempre he estado anhelando victorias azulgranas. Pero visto lo visto, comprendiendo lo incomprensible, viendo lo despreciable, sólo trataré al Huesca como a un club más al que, por ser aragonés, le seguiré demostrando ciertas simpatías, pero no me quitará el sueño lo que con ellos ocurra. Creo que se han equivocado gravemente poniendo a todo Zaragoza en su contra. Estaban mejor como amigos, que como enemigos.

Y es que se puede ser bueno, pero no tonto. Se puede ser amable, pero no pardillo. Se puede ser solidario, pero no ingenuo. Y por lo visto, se puede ser hermano, pero no amigo. Se puede ser hermanos y enemigos.

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