Son las 5 de la mañana. Acabo de poner la CNN y mostraba un cartel diciendo "Barack Obama elected president (CNN projection)". Junto a esto un estallido brutal de almas jubilosas resonaba desde el Grant Park de Chicago (Illinois). Realmente me he emocionado. La elección presidencial ha puesto punto y final a 21 meses de campaña si sumamos las primarias. Mi incredulidad me ha hecho pasar a la CBS, a la CNBC o a la BBC, todas hablaban del cuadragésimocuarto presidente de los Estados Unidos: Barack Obama, el primer presidente negro. Y esto no es ficción.
Es emocionante. Es grandioso. Un pueblo que hace unos años era esclavista y racista, un país en el que el Ku Klux Klan campaba a sus anchas, un pueblo que asesinó a Martin Luther King... un pueblo que se ha levantado de sus miserias, que se ha olvidado de sus prejuicios, y que ha dado al mundo una lección moral y democrática histórica. Esto es el sueño americano.
El reverendo King dictó: "quiero un pais en el que no se juzgue a la gente por su piel sino por el contenido de sus palabras". En 2008 se cumplen 40 años de su muerte. En 2008 comienza una nueva era.
Acabo de presenciar el discurso de John McCain, y ese es un ejemplo de lo que digo. John McCain, un elogio sin matices, una grandeza digna de presidencia pero que ha elegido el peor año para presentarse: el año en el que ha tenido que luchar contra la ilusión de un país, contra la ilusión del mundo entero.
En posteriores post comentaré la perfecta campaña de Obama y el papel fundamental de internet. Por ese papel de internet, por ese seguimiento diario, casi horario, de la campaña estadounidense, por mi participación activa en la campaña de Obama, por mi inscripción como simpatizante de Obama hace más de 14 meses, por la ilusión que yo también he depositado en este hombre hawaiano, de padre keniata y madre de Kansas, este hombre que ha sufrido la muerte de su abuela un día antes de un hito histórico, este hombre que ha vivido el gran sueño americano, este hombre que ha levantado a un país y que ha creado inquietud política en los jóvenes y los inmigrante, este hombre por el que aposté. Por todo ello, me felicito, porque yo también me considero parte de esta victoria.
God bless you, and God bless all nations in the world
Es emocionante. Es grandioso. Un pueblo que hace unos años era esclavista y racista, un país en el que el Ku Klux Klan campaba a sus anchas, un pueblo que asesinó a Martin Luther King... un pueblo que se ha levantado de sus miserias, que se ha olvidado de sus prejuicios, y que ha dado al mundo una lección moral y democrática histórica. Esto es el sueño americano.
El reverendo King dictó: "quiero un pais en el que no se juzgue a la gente por su piel sino por el contenido de sus palabras". En 2008 se cumplen 40 años de su muerte. En 2008 comienza una nueva era.
Acabo de presenciar el discurso de John McCain, y ese es un ejemplo de lo que digo. John McCain, un elogio sin matices, una grandeza digna de presidencia pero que ha elegido el peor año para presentarse: el año en el que ha tenido que luchar contra la ilusión de un país, contra la ilusión del mundo entero.
En posteriores post comentaré la perfecta campaña de Obama y el papel fundamental de internet. Por ese papel de internet, por ese seguimiento diario, casi horario, de la campaña estadounidense, por mi participación activa en la campaña de Obama, por mi inscripción como simpatizante de Obama hace más de 14 meses, por la ilusión que yo también he depositado en este hombre hawaiano, de padre keniata y madre de Kansas, este hombre que ha sufrido la muerte de su abuela un día antes de un hito histórico, este hombre que ha vivido el gran sueño americano, este hombre que ha levantado a un país y que ha creado inquietud política en los jóvenes y los inmigrante, este hombre por el que aposté. Por todo ello, me felicito, porque yo también me considero parte de esta victoria.
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