Qué es Zaragoza para Francisco Javier Millán
Hoy viene a contarnos qué es Zaragoza para él Francisco Javier Millán. A sus 23 años Francisco Javier, zaragozano de nacimiento y residencia, es publicista creativo en B&R Comunicación, de la que es co-fundador. Dibujante aficionado, escritor frustrado, impulsor de la web zaragocista RZTW, noctámbulo e inquieto en general.
Si queréis saber más de Francisco Javier Millán lo podéis hacer a través de su actividad en las redes sociales:
- Blog: http://mundovariado.blogspot.com
- Facebook: http://www.facebook.com/fjmillan
- Twitter: http://twitter.com/MillanBlack
- Portfolio en Behance: http://www.behance.net/
¿Qué es para ti Zaragoza?
Zaragoza ha sido para mí estos últimos años, viviendo en Bélgica y Estados Unidos, una ciudad de paso. La ciudad de la que me iba, y a la que volvía. Pero siempre ha sido mi ciudad, mi casa, mi hogar.
Zaragoza siempre ha sido el orgullo que abandero cuando dejo tierras aragonesas, porque quiero a esta ciudad cada vez más ambiciosa y con más ganas de ser europea y moderna. Aquí nací, aquí crecí, aquí descubrí quién soy y aquí medito qué hacer conmigo.
Ahora he vuelto al Ebro, pero no se dónde estaré mañana. No se si Zaragoza será siempre la ciudad donde yo viva, pero seguro que será la ciudad a la que vuelva. Porque cuando no estoy en mi ciudad la echo de menos, y cuando regreso una emoción especial brota en mi corazón maño. Zaragoza es mi tierra.
¿Cómo definirías Zaragoza en una palabra, o con una frase corta? ¿Por qué?
Zaragoza es europea. Zaragoza es una ciudad que ha mirado su pasado y su presente, y se ha lanzado a conquistar el futuro. Es una ciudad que crece, que ambiciona, que busca y que se pone guapa para conquistar los corazones de aquellos que aún no la conocen.
Zaragoza ya no es sólo una gran ciudad para vivir, el calificado paraíso de la clase media, con grandes estructuras e infraestructuras. También es una ciudad para trabajar, un eje de la economía nacional y un centro logístico envidiable. Y ahora también es una ciudad para visitar. Zaragoza se ha lavado la cara para mostrarse radiante a sus cada vez más turistas, que se quedan entusiasmados al ver que Aragón tiene mucho arte.
Si pudieras cambiar alguna cosa de Zaragoza (de la ciudad, de sus gentes, de nuestro carácter…) ¿cuál(es) serían?
¿De Zaragoza? Sobre todo La Romareda. Ese estadio de fútbol, antiguo, feo y deprimido, molesta a la imagen de ciudad que queremos transmitir. Que se haga el nuevo estadio pronto, por favor.
Además, particularmente, sigue sin convencerme el plan del tranvía, pero voy a darle un margen para juzgarlo, ya que ahora mismo con las obras, con las pruebas y con los cortes de tráfico, es un caos.
También cambiaría algo del carácter ya no zaragozano sino aragonés. Buena gente pero mente cerrada. Muchas veces no sabemos valorar lo que tenemos y pecamos de poca confianza en nuestras posibilidades. También somos demasiado “silenciosos”. Gritemos al mundo lo que somos. Que no pretendan callar nuestras voces, porque la voz del maño se escucha fuerte cuando quiere.
¿Nos recomiendas un lugar de la ciudad que te guste especialmente?
Zaragoza es bonita desde Parque Goya a Montecanal y desde Los Enlaces a San José. Imprescindible visitar los grandes parques que tenemos, especialmente el Parque Grande José Antonio Labordeta y el Parque del Agua Luis Buñuel. Tampoco hay que dejar de visitar el centro. No solo la Plaza del Pilar o la Seo sino apreciar todo el arte que hay ahí metido: Calle Alfonso, Paseo Independencia, el Coso, las ruinas romanas… o la rica gastronomía en cada rincón de El Tubo.
Pero si me tengo que quedar con algo, me quedo con mi barrio, con La Almozara. No tanto por lo que es, sino porque ha crecido conmigo. La Aljafería es eterna, eso siempre ha estado aquí, pero son 23 años unidos a este barrio, antiguamente denominado La Química. 23 años en los que he visto como los descampados que tenía debajo de casa se convertían en parques, en jardines, en viviendas, colegios e iglesias. 23 años en los que los solares que había junto a las antiguas vías del tren son ahora el suelo sobre el que aparece majestuosa la Estación de Delicias. Y 23 años en los que he visto cómo el Ebro ha pasado de caminar triste junto a una sucia y embarrada arboleda, a pasear con orgullo frente al recinto de la Expo, el Parque del Agua y la maravillosa ribera que se nos ha regalado. Además protegido por el puente más bonito que he visto en mi vida, el Pabellón Puente, y el Puente del Milenio.
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