La semana pasada una buena amiga me informó de que Eduard Punset, ese grandioso cráneo privilegiado, iba a estar en Zaragoza firmando libros e impartiendo una conferencia sobre su nuevo trabajo: Viaje al Poder de la Mente.
A parte de que Punset es una personalidad a la que admiro y escucho, tengo la afición de coleccionar cosas, objetos, etc. Pero especialmente me place tener libros firmados y dedicados por los autores.
Después de esperar unos 20 minutos entré en la sala de firmas. Por cierto, con mucha suerta, ya que se cerraron las puertas segundos después de que entrara yo, ya que la cola era larguísima y el tiempo escaso.
Estaba nervioso y como siempre me sudaban las manos. Querría haberle preguntado algo a Punset, haber podido tener unos minutos de actividad cerebral, pero me pidieron premura y me limité a decir que el libro era para mi y si me lo podía dedicar. Le comenté que estudiaba publicidad y al instante su mano empezó a escribir una dedicatoria tremenda que prometo tener como bandera. Le di la mano y me fui.
La letra era un tanto ilegible, pero al final descifré el jeroglífico. La dedicatoria simplemente dice:
"HABLA, Y SOBRE TODO, PREGUNTA A LOS DEMÁS"
Me costó unos minutos entender el porqué, pero ahora me parece de una simpleza y una fuerza brutales. Quiero entender que la frase no es casualidad, que no es una parábola que he interpretado como me convenía, sino que me ha brindado un sabio consejo.
En la Publicidad, y en general en todo lo relacionado con la comunicación, ya sea periodismo, relaciones públicas, etc. lo que solemos hacer es actuar cuanto antes y desentendernos. Los periodistas escuchan y cuentan, los publicistas ven y actúan, los publirelacionistas saben y hacen. ¿Pero cuándo preguntamos? Para que un trabajo realmente salga casi siempre bien, lo fundamental es siempre tener un terreno de partida bien abonado, y para ello es fundamental haberlo estudiado y haberlo preguntado. Preguntar antes. Preguntar el por qué, para qué, para quién, y el cómo, cuándo, dónde. Pero también preguntar después. Solo si hay un estudio previo y un estudio posterior, el paso intermedio es el correcto sin tener que recurrir a la suerte o al azar. Solo si antes de hablar has preguntado, y solo si después de hablar preguntas, sabrás que lo que has dicho es correcto o estaba bien planteado, y que el mensaje se ha captado como tu pretendías.
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