Los medios no nos manipulan, ni muchos menos, y es una osadía admitirlo. O al menos no nos manipulan más que muchas otras opciones.
Quien lo afirme eso taxativamente, está reconociendo la omnipotencia de los medios de comunicación, nada más alejado de la realidad.
Muchos dicen: “es que hace eso porque lo ha visto en la tele” o “piensan así porque lo defienden en los periódicos”, pero aún aceptando que puede hacer así también mucha gente modifica su comportamiento, por ejemplo, por lo que vive o aprende de su entorno social.
Mi postura es que los medios no dejan de ser personas, jurídicas eso sí, pero personas. Y como todas las personas, como cualquier individuo, tienen capacidad de manifestar de distintas maneras y comunicar aquello que creen conveniente y de la manera que creen conveniente.
Un ejemplo bien claro de cómo se adaptan los medios, como otras personas, a lo que ven necesario para sus intereses, lo encontramos a comienzos del siglo XIX. El periódico francés Le Moniteur narra la vuelta de Napoleón desde su exilio en la isla de Elba a los Campos Eliseos. Tan curioso como lo siguiente:
- (9 de marzo de 1815) EL MONSTRUO escapó de su lugar de destierro.
- (10 de marzo) EL OGRO CORZO ha desembarcado en Cabo Juan.
- (11 de marzo) EL TIGRE se ha mostrado en Gap. Tropas avanzan para detener su marcha.¡Concluirá su miserable aventura como un delincuente en las montañas!.
- (12 de marzo) EL MONSTRUO ha avanzado hasta Grenoble
- (13 de marzo) EL TIRANO está ahora en Lyon. Todos están aterrorizados por su aparición.
- (18 de marzo) EL USURPADOR ha osado aproximarse hasta 60 horas de marcha de la capital.
- (19 de marzo) BONAPARTE avanza a marchas forzadas, pero es imposible que llegue a París.
- (20 de marzo) NAPOLEON llegará mañana a las murallas de París.
Yo no considero esto una manipulación mediática, sino un comportamiento humanamente razonable. Los medios, como las personas, cambian de opinión o de manifestación según les convengan.
La manipulación no solo corresponde a los medios, sino a cualquier persona que manifieste una opinión, un deseo o una información. Manipula quien comunica, cualquiera, en la medida en la que hay alguien que recibe la señal y lo acepta. La época de los todopoderosos medios de comunicación, capaces de someter a la población, solo se produce cuando hay una ausencia de libertad de pensamiento, acción, reunión, etc. Los medios omnipotentes murieron junto a los nazis, los comunistas y otros poderes dictatoriales.
Desde entonces existen una gran cantidad de medios, de una psicología totalmente heterogénea. Cualquier persona puede adaptarse al medio que desee ya que existen prácticamente hoy en día medios para cada ideología. Los medios no pueden sino reforzar esa idea.
Los medios son otro factor externo que pueden influir en la vida de un individuo, pero en eras donde no existían estos medios de comunicación de masas, la gente terminaba siendo igualmente manipulada. Cuando en la Edad Media llegaba un trovador a las ciudades y pueblos, la ciudadanía también se quedaba embelesada con sus cantos y creía sus exageradas historias. Una época donde también falsos profetas prometían salvación, redención y otras utópicas virtudes a cambio de la compra de falsos bulos. En España, a comienzos de esa Edad Media, los hispanos del norte se alzaron en armas contra los árabes en la gran guerra de la Reconquista. Lo hicieron exaltados sin, oh sorpresa, medios de comunicación que les pudieran haber manipulado. El boca a boca, la figura del líder, los debates de taberna y los discursos pomposos ejercían entonces una influencia.
Hoy en día ¿cuál es el problema? Pues que admitiendo que los medios de comunicación no son omnipotentes sí que es cierto que, en la medida en la que alguien introduce en su entorno íntimo la televisión, la radio, la prensa o Internet, valorándolo sobre manera, puede construir ahí su personalidad.
La gente se suele enganchar siempre a una corriente, y tal vez engancharse a la televisión es lo más sencillo. Pero ¿acaso en los medios de comunicación se hace apología nazi, fascista, ecologista, ultracatólica, nacionalista, etc.? Pues sí, en algunos escasos medios pero que no son mayoritarios, pero sin embargo estos sectores existen. ¿Y acaso no dicen todas las televisores que fumar es peligroso, que hay que tener más precaución al volante, etc.? ¿Y acaso no es cierto que hay mucha población que hace caso omiso de estos consejos?
Por lo tanto mi opinión es que los medios, como personas (jurídicas en este caso), tienen una capacidad de influencia en las personas tan grande como cualquier otro miembro de su entorno. Lo mismo puede modificar tu conducta los medios que tu grupo de amigos, tu familia, tu pareja o el marco geopolítico y económico en el que te desenvuelvas. Los medios no son omnipotentes y quien así lo crea está cometiendo una temeridad.
Quien lo afirme eso taxativamente, está reconociendo la omnipotencia de los medios de comunicación, nada más alejado de la realidad.
Muchos dicen: “es que hace eso porque lo ha visto en la tele” o “piensan así porque lo defienden en los periódicos”, pero aún aceptando que puede hacer así también mucha gente modifica su comportamiento, por ejemplo, por lo que vive o aprende de su entorno social.
Mi postura es que los medios no dejan de ser personas, jurídicas eso sí, pero personas. Y como todas las personas, como cualquier individuo, tienen capacidad de manifestar de distintas maneras y comunicar aquello que creen conveniente y de la manera que creen conveniente.
Un ejemplo bien claro de cómo se adaptan los medios, como otras personas, a lo que ven necesario para sus intereses, lo encontramos a comienzos del siglo XIX. El periódico francés Le Moniteur narra la vuelta de Napoleón desde su exilio en la isla de Elba a los Campos Eliseos. Tan curioso como lo siguiente:
- (9 de marzo de 1815) EL MONSTRUO escapó de su lugar de destierro.
- (10 de marzo) EL OGRO CORZO ha desembarcado en Cabo Juan.
- (11 de marzo) EL TIGRE se ha mostrado en Gap. Tropas avanzan para detener su marcha.¡Concluirá su miserable aventura como un delincuente en las montañas!.
- (12 de marzo) EL MONSTRUO ha avanzado hasta Grenoble
- (13 de marzo) EL TIRANO está ahora en Lyon. Todos están aterrorizados por su aparición.
- (18 de marzo) EL USURPADOR ha osado aproximarse hasta 60 horas de marcha de la capital.
- (19 de marzo) BONAPARTE avanza a marchas forzadas, pero es imposible que llegue a París.
- (20 de marzo) NAPOLEON llegará mañana a las murallas de París.
Yo no considero esto una manipulación mediática, sino un comportamiento humanamente razonable. Los medios, como las personas, cambian de opinión o de manifestación según les convengan.
La manipulación no solo corresponde a los medios, sino a cualquier persona que manifieste una opinión, un deseo o una información. Manipula quien comunica, cualquiera, en la medida en la que hay alguien que recibe la señal y lo acepta. La época de los todopoderosos medios de comunicación, capaces de someter a la población, solo se produce cuando hay una ausencia de libertad de pensamiento, acción, reunión, etc. Los medios omnipotentes murieron junto a los nazis, los comunistas y otros poderes dictatoriales.
Desde entonces existen una gran cantidad de medios, de una psicología totalmente heterogénea. Cualquier persona puede adaptarse al medio que desee ya que existen prácticamente hoy en día medios para cada ideología. Los medios no pueden sino reforzar esa idea.
Los medios son otro factor externo que pueden influir en la vida de un individuo, pero en eras donde no existían estos medios de comunicación de masas, la gente terminaba siendo igualmente manipulada. Cuando en la Edad Media llegaba un trovador a las ciudades y pueblos, la ciudadanía también se quedaba embelesada con sus cantos y creía sus exageradas historias. Una época donde también falsos profetas prometían salvación, redención y otras utópicas virtudes a cambio de la compra de falsos bulos. En España, a comienzos de esa Edad Media, los hispanos del norte se alzaron en armas contra los árabes en la gran guerra de la Reconquista. Lo hicieron exaltados sin, oh sorpresa, medios de comunicación que les pudieran haber manipulado. El boca a boca, la figura del líder, los debates de taberna y los discursos pomposos ejercían entonces una influencia.
Hoy en día ¿cuál es el problema? Pues que admitiendo que los medios de comunicación no son omnipotentes sí que es cierto que, en la medida en la que alguien introduce en su entorno íntimo la televisión, la radio, la prensa o Internet, valorándolo sobre manera, puede construir ahí su personalidad.
La gente se suele enganchar siempre a una corriente, y tal vez engancharse a la televisión es lo más sencillo. Pero ¿acaso en los medios de comunicación se hace apología nazi, fascista, ecologista, ultracatólica, nacionalista, etc.? Pues sí, en algunos escasos medios pero que no son mayoritarios, pero sin embargo estos sectores existen. ¿Y acaso no dicen todas las televisores que fumar es peligroso, que hay que tener más precaución al volante, etc.? ¿Y acaso no es cierto que hay mucha población que hace caso omiso de estos consejos?
Por lo tanto mi opinión es que los medios, como personas (jurídicas en este caso), tienen una capacidad de influencia en las personas tan grande como cualquier otro miembro de su entorno. Lo mismo puede modificar tu conducta los medios que tu grupo de amigos, tu familia, tu pareja o el marco geopolítico y económico en el que te desenvuelvas. Los medios no son omnipotentes y quien así lo crea está cometiendo una temeridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario