domingo, 26 de abril de 2009

Sufrir y sufrir se merece recompensa.

Está claro, ser zaragocista no es apto para cardiacos, desde luego. Últimamente, gracias a la Pilarica, estamos atravesando una buena racha de resultado, pero pese a la dinámica positiva y el buen juego solo ganamos los partidos por un gol de diferencia. Ayer en Eibar no influyó el árbitro, afortunadamente, pero si no son factores externos los que hacen presencia negativa el propio Zaragoza se ocupa de crispar los nervios de su sufrida afición. El Real Zaragoza jugó ayer en un patatal encharcado llamado Ipurúa, ante un equipo, el Eibar, que está sentenciado al descenso dado que ocupa la penúltima plaza a 11 puntos de la salvación. Pues ni la situación sepulcral ni el horroroso juego del rival permitieron una buena tarde en los corazones blanquillos, y eso que todo empezó bien dado que los maños nos pusimos pronto con ventaja y la ampliamos después, 0-2. Pero parece que eso no basta y en 6 minutos de infarto el Eibar nos empató, 2-2, para terminar resucitando nuestras almas con la inmediata respuesta de Arizmendi, que colocó el 2-3 final. Lo mejor, desde luego, la derrota del Rayo en Alicante (¡¡gracias Alicante!!) y el empate del Hércules en Castalia, lo que coloca al Real Zaragoza ¡¡en puesto de ascenso!! por fin. Tres puntos magníficos los conseguidos esta jornada en la charca ibarresa, y es que sufrir y sufrir se merece recompensa.



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